Cuando usted se encuentre frente a un tapete de lana, un rebozo de algodón, una fajilla hecha en telar de cintura o algún textil artesanal (tejido o bordado) seguramente estará presenciando el arduo trabajo de una cooperativa que dedica su vida a preservar técnicas milenarias de altísima calidad.

 El teñido de hilos de lana o algodón además de ser un proceso tradicional y artesanal, requiere de conocimientos matemáticos en el manejo de proporciones durante la preparación de las fibras para su entintado, y químicos, debido al tipo de sustancias y elementos a usar en la fórmula para obtener cada color. Por si fuera poco, todo este proceso inicia con el cultivo de la flor o insecto.

En la antigua Mesoamérica, los indígenas utilizaban tintes de origen natural (animal o vegetal) para dar color a sus vestimentas, piezas de orfebrería y a sus propios cuerpos como parte de ceremonias o ritos. La geografía condiciona el origen de los tintes. Mientras en Oaxaca el color rojo proviene de la grana cochinilla, en la costa del Pacífico se aprovecha la secreción de un caracol.

En el tema textil los fijadores son un aliado indispensable. El mordente es la sustancia que otorga permanencia del colorante en la fibra. El de uso más común desde la época prehispánica es el alumbre, mineral encontrado en la naturaleza. Otras sustancias que cumplen esta función son el limón, la sal y el vinagre.

Le invito a que no menosprecie el resultado del trabajo de estas personas REGATEANDO EL PRECIO. Piense qué haría usted si  alguien no valorara SU trabajo ofreciéndole  un sueldo menor al que usted sabe que merece. En el caso de las artesanías sería participar y aceptar su desaparición inminente.

Vía: Zoraya Diseño

 

Deja un comentario