En el mundo de los vinos, como en el de todas las delicatesen, el arte de los pequeños detalles hace la diferencia, por eso cada día rebuscar en sus diferentes intríngulis es potenciar ese más allá que tiene este extracto místico.
La afición por coleccionar sellos o anillos de puros , es realmente un arte diferente, pero nunca tocamos el afán increíble que se esconde detrás de los coleccionistas de etiquetas de vinos, y desde siempre han existido estos amantes de la cedula de identidad y además ADN de un buen vino, pues eso es la polifacética etiqueta. Desde la antigüedad esta ya era conocida, pero esta aumentó cuando la litografía permitió crear verdaderas obras de arte. Algunas bodegas como Mouton Rothschild contribuyeron a realzar el valor estético de las botellas de vino, encargando sus diseños a grandes artistas. Y es bueno consignar que cada país ha creado sus propios especialistas en esta bella rama, pero todos ellos tienen un solo y gran enemigo, el pegamento o cola, la sustancia que utilizan las bodegas para adjuntar sus etiquetas. Algunas bodegas tienen etiquetas temáticas, pintorescas, lúgubres, minimalistas, gráficas, y otras van con diseños tradicionales, por ejemplo el águila de Kloster Eberhard, la sobria grafía de Chateau DÝ quem, o de ese santo Grial llamado Romaneé Contí, o las floridas y coloridas etiquetas de George Duboeuf.
Pero las etiquetas de los vinos son más que obras para colección, la radiografía de un vino viene plasmada en esta foto o reseña, en los vinos modernos esta debe indicar la uva que se ha utilizado para elaborar el vino, y en qué país se han cultivado las uvas, así como el nombre del productor o bodega…
También encontramos el año en que se cosecharon las uvas, la añada. Pero cuidado, no es lo mismo un vino del hemisferio sur, que uno del hemisferio norte. Pero sigamos con este recorrido por una etiqueta, es necesario encontrar el porciento de alcohol, la capacidad de la botella, donde se ha embotellado el vino…Este es vital y a veces no le damos su justo valor. No es lo mismo un caldo embotellado en origen, es decir por el propio productor, u otro embotellado en la región de producción, o peor aquellos que lo hicieron a miles de kilómetros de distancia de donde se cultivaron las uvas…
Ahora, debemos tener presente siempre que cada país, región, D.O.(Denominaciones de Origen) o zona geográfica, tiene las propias regulaciones para sus vinos, por lo que no será igual pretender leer una etiqueta o contraetiqueta, de un vino de Burdeos, de uno alemán o uno australiano, cada uno seguirá un estilo distinto, brindará una información a su modo, pero todas con denominadores comunes, esos que ayudan a crear obras de arte, no por gusto las botellas de vino se guardan por siglos, y la labelofilia, es una manifestación de este arte, tan profundo que después de la devastación de la ciudad de Pompeya, en el año 79 n.e., solo se pudo encontrar un objeto intacto, y fue un ánfora de vino, en el que se plasmaba en forma de etiqueta,
“ EL ARTE NO TIENE PATRIA, LOS ARTISTAS SÍ”…