Chema de “Viajando con Chema”, está tan enamorado de Mérida y su gastronomía que ya no quiere dejar de visitarla, esta vez tocó Matilda Salón Mexicano y esto fue lo que pasó….
Este fin de semana, regresamos de nueva cuenta a la Blanca #Mérida, ciudad que en pocos años ha conquistado el corazón de muchas familias nacionales y extranjeras al punto de invitarlas a vivir en ella, reconocida como una de las ciudades más seguras del mundo, con un alto índice de calidad de vida y sobre todo la calidez de su gente la ha obligado a una apertura en todos los aspectos, uno de ellos la gran oferta gastronómica no regional.
Así que este Sábado pasado decidimos disfrutarlo en su centro histórico, pasear por su jardín central y recorrer sus calles y que mejor opción que visitar a mi amigo Chef Christian Bravo, poblano de nacimiento pero acogido ya por muchos años en esta zona y a quién tuve la suerte de conocer y tratarlo cuando viví en está bella ciudad hace más de 10 años, un Chef que decidió fogearse en Europa dentro de restaurantes con una y dos estrellas michelín.
Sin más preámbulo, visitamos el último de sus nuevos proyectos en la región, “Matilda Salón Mexicano” localizado a una cuadra de la plaza principal, nos recibieron con una sopa de lima, la cuál estaba sensacional, espesa de gran sabor, si han tenido oportunidad de leer reseñas anteriores sabrán que un servidor y mi esposa somos amantes del maíz, así que nuestra primer entrada fue un esquite tradicional con un toque de tuétano, nada más apasionante que exprimir por encima limón y mezclar los granos de elote, tuétano, crema, queso y su toque de chile molido, para integrar ese grandioso sabor que los distingue…
Nuestra siguiente selección fueron los tlacoyos rellenos de haba, al mero estilo poblano como nos explicó el Chef, su sabor espectacular, al igual que la conjunción de textura de la masa del tlacoyo 100% maíz nixtamalizado, con el puré de habas y hierbabuena, la orden es de 3 piezas; cuando se acerca el Chef y nos da a probar unas tortitas hechas en casa rellenas de uno de sus orgullos como buen poblano su propia interpretación del mole y bueno que decir exquisito, predominando para mi gusto ese sabor a chocolate por encima de los chiles y demás ingredientes secretos de su propia receta,
Mención especial a su salsa a base de aceite de ajonjolí, chiles, cacahuate y semillas de ajonjolí la cual otorga un sello distintivo a cada platillo, casando perfectamente con nuestra siguiente selección sopes de chapulines, la masa del sope sensacional al igual que sus frijoles refritos que acompañados con los chapulines y un toque de queso Oaxaca crean una experiencia sin igual, de ahí proseguimos con una orden de barbacoa compuesta por lengua y cachete de res, uff ! que combinación, acompañada con unas buenas tortillas hechas a mano para taquear, que les puedo yo contar, ¡sin palabras!
Para terminar la experiencia que permanecerá por siempre en el recuerdo de esos restaurantes o momentos únicos nos hizo llegar el postre mágico, bautizado como Oaxaca Mío, sorbete de mezcal con jamaica, gajos de naranja, toronja y fresas con un toque de sal de chapulín. Si visitan el restaurante no dejen de ordenarlo, un sorbete con carácter, gratamente equilibrado por lo cítrico afrutado y salado, y al final mi digestivo predilecto, Carajillo shakeado.
¡¡GRACIAS!!

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